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Por Silvia Ribeiro*
Por más de un año, la movilización popular ha logrado detener la liberación a gran escala de maíz transgénico en México. El movimiento lleva más de una década, con organizaciones campesinas, ambientalistas, artistas, intelectuales, pero en 2013 se amplió y afirmó frente a la amenaza de liberación comercial. Recordemos algunos hitos de este camino.
Desde 2009 el gobierno concedió 196 permisos de siembra experimentales y piloto. A partir de septiembre 2012 se acumularon 70 nuevas solicitudes de Monsanto, Syngenta, Dow y Pioneer para sembrar maíz transgénico, 14 de las cuales pretenden siembra comercial en casi 6 millones de hectáreas. Ninguna ha sido aprobada desde entonces, como resultado de muchas y diversas estrategias.
Ante la amenaza de que el maíz transgénico entrara masivamente en la alimentación diaria de las grandes ciudades, el Movimiento Urbano Popular (MUP) se sumó activamente a la movilización, organizando con la Red en Defensa del Maíz talleres de información y foros públicos en varios puntos de la ciudad, incluyendo comedores populares. Además, fueron parte importante de la protesta frente a oficinas de Sagarpa en diciembre 2012, exigiendo que se frenara el maíz transgénico. En esa ocasión, campesinas mazahuas elaboraron y compartieron tortillas de maíz campesino a quienes participaron. Días antes, la octava Asamblea Nacional Afectados Ambientales (ANAA), reunida en plenario en Michoacán lanzó un llamado de alerta y movilización a toda la población contra el maíz transgénico.
Los jóvenes, principalmente Yo Soy 132 Ambiental y Jóvenes ante la Emergencia Nacional han sido motores de muchas actividades públicas y en centros universitarios. Destaca la conferencia Maíz transgénico en México, en febrero 2013 en la Facultad de Ciencias, con una asistencia que rebasó uno de sus mayores auditorios. Se convocó a las autoridades a debatir en público, pero no asistieron, como siempre. Los jóvenes también fueron protagonistas de una manifestación frente al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos para llamar la atención sobre la violación de derechos que constituye el maíz transgénico, y posteriormente junto a otras organizaciones, de las protestas y carta que se entregaron al director general de la FAO en su visita oficial a México.
En noviembre 2012, las organizaciones internacionales Vía Campesina, Grain y ETC dirigieron a la FAO y al Convenio de Diversidad Biológica de Naciones Unidas (CDB) una carta abierta señalando el peligro de contaminación transgénica del centro de origen mundial del maíz. El CDB envió una carta al respecto al gobierno mexicano. Greenpeace y Avaaz realizaron campañas de cartas reuniendo más de 40 mil firmas cada una, entregadas al gobierno en 2012 y enero 2013.
En enero 2013, la Unorca realizó una huelga de hambre contra el maíz transgénico y una manifestación que contó con miles de participantes.
La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) lanzó un llamado a detener el maíz transgénico, con argumentos científicos, firmado por 3 mil científicos nacionales e internacionales, entregado al presidente de México en diciembre 2012. En noviembre 2013, la UCCS organizó una audiencia de tres días en la UNAM, como parte del proceso del Tribunal Permanente de los Pueblos, con más de 20 ponencias científicas claves mostrando porqué no se debe liberar maíz transgénico en México.
En abril de 2013, Ceccam, ANAA, Unorca, MUP, Uprez, Jóvenes ante la Emergencia, 132 Ambiental, Cenami, Grain, ETC y la Red en Defensa del Maíz, organizaron una semana de conferencias, manifestación y actividades públicas, a las que asistieron entre otros, los premios Nobel alternativos Vandana Shiva, India, Pat Mooney, Canadá y Camila Montecinos, Chile. Otro premio Nobel alternativo, Percy Schmeiser, participó en actividades organizadas por Greenpeace y Unorca en Sinaloa, dando testimonio de cómo Monsanto lo demandó para cobrarle regalías luego de contaminar transgénicamente sus campos.
En mayo de 2013, 2 millones de personas se movilizaron en 432 ciudades del mundo en la primera jornada mundial contra Monsanto, siendo el tema del maíz transgénico en México uno de los temas señalados, con manifestaciones en varias ciudades del país.
En julio de 2013, los maestros de la CNTE en Michoacán rechazaron el maíz transgénico en un taller con 3 mil participantes, en el marco de la lucha que mantuvieron todo el año. El punto ya estaba en varias de sus secciones regionales.
El eje Violencia contra el maíz y la soberanía alimentaria, del Tribunal Permanente de los Pueblos, organizó seis grandes pre audiencias temáticas en Morelos, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Península de Yucatán y DF, además de su audiencia temática final en noviembre. Cada una contó con dictaminadores internacionales y cientos de participantes, llegando a más de mil en Puebla. En Oaxaca, la pre audiencia se centró en la contaminación transgénica del maíz, con más de 600 participantes nacionales e internacionales.
En octubre 2013, una acción civil colectiva planteada por 53 individuos y 20 organizaciones, logró que un juez suspendiera la liberación de maíz transgénico en tanto se resuelve esta demanda. Hasta ese momento las movilizaciones habían logrado detener las 70 solicitudes en curso por un año, y con esta demanda se consolidó jurídicamente la moratoria popular. En diciembre, el juzgado rechazó la demanda, pero un Tribunal Unitario dio lugar a la apelación de los demandantes, afirmando la suspensión. Sin duda, seguirán los ataques para liberar el maíz transgénico, pero para las organizaciones y movimientos, rendirse no está en la agenda.
*Investigadora del Grupo ETC
Publicado en La Jornada, 11 de enero de 2014