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El día comienza a clarear y a un costado de la plaza de Cherán se oyen los trinos de mujeres alrededor de fogatas y anafres, preparando las tortillas para los que llegarán a desayunar. Amasan en metate la masa de maíz azul que dejaron durmiendo el día anterior, para que la cal abriera los granos que nos brindan su corazón. Danzan las manos convirtiendo la masa en alas que se esponjan en el comal. Al olor cálido de las tortillas recién hechas se suma el de los frijoles, el café de olla, el té de cedrón. Las señoras de la Comunidad de Cherán K’eri, Michoacán, igual que su Consejo Mayor, reciben con generosidad a los cientos de delegados de todos el país reunidos para la octava Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (ANAA) y una preaudiencia del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP).
La comunidad indígena de Cherán es un ejemplo de dignidad y resistencia para todos los asistentes, que lo repiten una y otra vez en los tres días que duran las sesiones, con alrededor de mil participantes de 15 estados de México y expertos del exterior que vienen como dictaminadores del TPP. Para defender sus bosques, su maíz y su forma de vida, en Cherán se han enfrentado a muchas formas de violencia: talamontes, crimen organizado, represión oficial, mentiras en medios oficiosos. Desde abril de 2011, cuando mujeres y jóvenes no aguantaron más y se lanzaron a detener los camiones de talamontes cargados de madera robada a la comunidad, han muerto doce comuneros y cuatro están desaparecidos. La comunidad logró frenar la devastación, tomar control de su territorio con rondas comunitarias de defensa, fortalecer las asambleas. Todos, hasta los niños, participan ahora en jornadas de reforestación con especies locales. En toda la comunidad las miradas y el aire son limpios y serenos, se respira solidaridad y orgullo.
No podía haber mejor marco para la realización de esta preaudiencia del TPP y la octava ANAA, donde se presentaron múltiples luchas por atropellos ambientales y de derechos de los pueblos y comunidades: talamontes y monocultivos de aguacate asociados al crimen organizado privado y oficial, atropellos urbanos, contaminación industrial de ríos y lagos, carreteras que hieren milpas, bosques, comunidades y barrios para favorecer empresas y a los ricos, fumigación con agrotóxicos prohibidos en otros países, parques eólicos en el Istmo contra las comunidades, mineras que por todo el país mafiosamente matan a la tierra y a los que la defienden, como a Bernardo Méndez y Bernardo Vásquez de San José del Progreso, Oaxaca, anfitriones de la sexta ANAA. Éstas y otras luchas, como la de estudiantes y maestros democráticos en Michoacán, junto a otras denuncias y compromisos de organización, se plasmaron en la declaración de la asamblea.
Fue motivo de celebración el veredicto del Tribunal Latinoamericano del Agua, que el 9 de noviembre condenó al Estado mexicano por la destrucción del sistema hídrico nacional y la violación del derecho humano al agua, a partir de la demanda presentada por la ANAA, cuidadosamente argumentada y enriquecida por las muchas experiencias de lucha que integran la asamblea.
La amenaza que representan las extensas siembras de maíz transgénico que el gobierno quiere autorizar en el norte del país, fue tema central de la octava asamblea, que llamó en el pronunciamiento Emergencia nacional: maíz transgénico a punto de envenenar nuestras mesas, al magisterio democrático, a los jóvenes en las redes sociales, a los pueblos y a todos los que comemos maíz en México y en cualquier parte del mundo, a movilizarse, desarrollando formas creativas y diversas de acción para denunciar y detener este ataque de las trasnacionales por controlar la alimentación de todos, sin importarles siquiera que sea tóxica (texto en redendefensadelmaiz.net)
También la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) lanzó esta semana un Llamado a la acción contra la siembra de maíz transgénico a campo abierto en México denunciando la gravedad de la inminente contaminación transgénica y los riesgos que implicará para la salud y la biodiversidad, suscrita al momento por más de 800 científicos y expertos de México y el mundo, así como varias redes internacionales de científicos.
Igualmente conmocionados por este ataque contra los pueblos del maíz, el Grupo ETC, como organización internacional con estatus consultivo en Naciones Unidas, llevará el tema ante la FAO y el Convenio de Diversidad Biológica, organismos que deben proteger los centros de origen de los cultivos. Si se aprobaran las solicitudes de las trasnacionales en México, sería la primer liberación masiva en el centro de origen de un cultivo de importancia global para la alimentación. ETC señala que la erosión de la biodiversidad del maíz que causarán los transgénicos, tendrá impactos en América Latina, Asia y África, donde actualmente los países surafricanos Lesotho, Zambia y Malawi tienen el mayor consumo por persona de maíz y dependen de su biodiversidad para adaptarlo.
Las empresas y el gobierno de Calderón (o el de Peña Nieto) comen lumbre si creen que podrán aprobar las siembras de Monsanto sin quemarse las manos. Es justamente en las fogatas, alrededor de los anafres cociendo tortillas de maíz, que se gestó en Cherán la resistencia de esa comunidad indígena, que contra toda lógica de arriba y a fuerza de dignidad y organización comunitaria ha logrado detener a los más poderosos y violentos.
Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC
Publicado en La Jornada, México