Debido a las dificultades para escalar la producción, algunas compañías de biología sintética están cambiando de foco, alejándose de los biocombustibles y hacia productos de alto valor pero volumen bajo, especialmente compuestos encontrados en plantas: aceites esenciales, saborizantes, fragancias, colorantes y fármacos, que tradicionalmente se extraen de cultivos que mantienen las comunidades en el Sur global. Las empresas de biología sintética están diseñando “rutas metabólicas” en microbios, para que éstos se desempeñen como fábricas biológicas, produciendo los compuestos deseados. Según el nivel actual de conocimiento científico, ocho rutas clave podrían dar cuenta de casi los 200 mil compuestos naturales de plantas que se conocen. Los biólogos sintéticos están decodificando rápidamente, reconstruyendo y patentando esas rutas metabólicas.
Briefings
¿Camino a la dislocación?
Tres propuestas para el Borrador Cero
La transformación tecnológica más dramática en la historia -que incluye a las tecnologías de la información, las biotecnologías y la ingeniería- tuvo lugar en los últimos 20 años, desde la primera Cumbre de la Tierra en Río en 1992. En ese mismo periodo, sin embargo, los gobiernos han minimizado sistemáticamente (o han eliminado por completo) su capacidad para comprender la ciencia y para vigilar los desarrollos tecnológicos. Mientras la tecnología tiene un papel principal en los documentos preparatorios de Río+20, la posible contribución tecnológica para el desarrollo sustentable o para las nuevas economías sustentables no puede ocurrir mientras el mundo carezca de mecanismos confiables y transparentes (globales, regionales, nacionales) para evaluar los desarrollos científicos y tecnológicos. La ausencia de tales mecanismos invita a la desconfianza y al desastre.
La llamada “tecnología verde” es un componente principal en la visión de la “economía verde” de Río+20. Los países del G77 se encuentran enfocados, comprensiblemente, en facilitar el acceso a tecnologías útiles que puedan contribuir al desarrollo sostenible. La mejor manera de asegurar que las tecnologías correctas sean transferidas a los lugares correctos, de la forma adecuada, es someterlas a evaluaciones significativas. Para resaltar el potencial positivo de los nuevos desarrollos tecnológicos se necesita poner la misma atención en la creación de una capacidad fuerte global, regional y nacional con lo necesario para monitorear y evaluar las tecnologías. Cualquier esfuerzo menor incitaría a la desconfianza e invitaría al desastre. Las poderosas nuevas tecnologías (como la nanotecnología, la biología sintética y la geoingeniería) se proponen y se promueven sin evaluación ni regulación previas. Al pensar que evaluar las tecnologías cuesta mucho tiempo y dinero, abrimos la posibilidad de verificar que el costo de no evaluarlas puede resultar mucho más grande. Sir Martin Rees, astrónomo de palacio en el Reino Unido y presidente de la Royal Society, calculó en 2003 que las posibilidades de ocurrencia de un desastre tecnológico que termine con la vida de al menos un millón de personas para el 2020 son de 50%. Si él tiene razón, fracasar en la Cumbre de Río en el compromiso con la evaluación de las tecnologías será una negligencia de proporciones históricas.
Contribución al Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico (OSACTT ) del Convenio sobre Diversidad Biológica
En concordancia con la Decisión X/13 del CDB, parágrafo 4, se somete el siguiente documento al Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico para su consideración. Esta contribución examina los impactos potenciales de la biología sintética y su relevancia con respecto a los tres objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica: la conservación y uso sustentable de la biodiversidad y el acceso y participación en los beneficios, justo y equitativo, derivado de la utilización de los recursos genéticos.
¿Cumbre de la Tierra o despojo global?
En Río+20, los gobiernos pueden crear una Red Ambiental Multilateral más sensible y representativa, o… entronizar un nuevo imperio ambiental.
La economías genuinamente verdes deben basarse en el uso apropiado de la biodiversidad para la satisfacción de las necesidades humanas y salvaguardar los sistemas planetarios. Los gobiernos y la sociedad civil dan la bienvenida especialmente al fortalecimiento y la formación de economías verdes diversas, centradas en lo local, apropiadas social, cultural y económicamente, pero también animan a las comunidades y a las naciones a explorar activamente las posibilidades de este importante objetivo. Sin embargo, en ausencia de un cuidadoso debate intergubernamental y un extenso involucramiento social, la idea de que una “economía verde” sustentable es el medio para articular y desarrollar los recursos biológicos y de otro tipo del Sur global —en apoyo de sus pueblos y para proteger al planeta— podría convertirse en el mayor despojo global de recursos en más de 500 años.
El pasado 29 de octubre de 2010, la Décima Conferencia de las Partes (COP 10) del Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (CDB) adoptó una decisión que representa una moratoria de facto a la geoingeniería y además (lo que es casi tan importante como esa resolución), afirmó el liderazgo de la ONU en el tratamiento de esos temas. Desde entonces, muchos analistas (tanto a favor como en contra de la
geoingeniería) han hecho circular declaraciones erróneas concernientes a la importancia de esa decisión que consideramos un fundamental paso hacia delante.
BIOLOGÍA SINTÉTICA: Creando vida artificial
Mientras la Conferencia de las Partes (COP) considera directrices para los temas nuevos e incipientes que pueden tener implicaciones sobre la biodiversidad, y lucha por la adopción de un protocolo sobre acceso y reparto de beneficios (ABS), la industria de la biología sintética desarrolla rápidamente la capacidad de construir formas de vida sintéticas. Las repercusiones de esto para la diversidad biológica son desconocidas, pero podrían ser devastadoras. Además, mediante biología sintética se puede manipular los organismos naturales de forma mucho más vasta que antes, lo cual además abre las puertas para nuevas patentes monopólicas fuera del control de los Estados o de los pueblos indígenas.
Caos climático en la era de la geoingeniería
No hay duda alguna de que incidir en los ecosistemas locales puede provocar efectos en todo el planeta. A ello debemos el cambio climático inducido por la actividad humana. Sin embargo, está ganando terreno una idea temeraria: que podemos intervenir deliberadamente los sistemas planetarios para corregir el daño que hemos provocado en nuestro clima. A esto se refiere la geoingeniería, la intervención intencional a gran escala en los océanos, los suelos y/o la atmósfera de la Tierra, especialmente con el fin de combatir el cambio climático.
La geoingeniería puede referirse a una amplia gama de esquemas, entre los que se incluyen el lanzamiento de partículas de sulfatos a la estratosfera para reflejar los rayos solares; el vertimiento de partículas de hierro en los océanos para nutrir al plancton que absorbe el CO2; el disparo de yoduro de plata a las nubes para producir lluvia; la ingeniería genética de los cultivos para que su follaje refleje mejor la luz del sol, entre otras.
La cumbre sobre alimentación en Roma y las decisiones sobre la alimentación mundial
Asunto: La atención que los negociadores del cambio climático le darán a la agricultura en Copenhague dependerá de los resultados de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria (Roma, 16 a 18 de noviembre de 2009). Los mercaderes del carbono ven más oportunidades de hacer negocio con la agricultura. Los funcionarios de la alimentación, ven mil millones de personas hambrientas (y más debido al calentamiento global). Las reuniones cumbre sobre alimentación y crisis climática encubren una batalla crítica sobre el gobierno de las instituciones globales agrícolas y de alimentos. El G8, la Secretaría General de la ONU y las agencias de alimentos con sede en Roma —la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el PMA (Programa Mundial de Alimentos), el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) y el (con frecuencia ignorado) CGIAR (Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional)— luchan por el liderazgo institucional de la seguridad alimentaria mundial. El tema candente es quién se quedará con el poder de alimentar a los demás.
Detengamos la geoingeniería – ¡Nuestro planeta no es su laboratorio!
Las sociedades del industrialismo han provocado una serie de crisis ecológicas sin precedentes: crisis climática, devastación de agua, acumulación de toxinas, colapso de ecosistemas y extinción acelerada de especies. La transgresión de los límites naturales en aras de las ganancias privadas pone en riesgo la integridad y supervivencia de nuestro planeta, la Madre Tierra. Esta forma de vida sobre la Tierra se ha vuelto insostenible. El sentido común dicta que actuemos para erigir rápidamente una civilización más justa, que se asiente más suavemente sobre el planeta.