Ultimamente coincido con las multinacionales del agronegocio en que no es correcto llamarle comida Frankenstein a los transgénicos. Después de todo, el engendro del doctor Frankenstein no le hizo nada a nadie, mientras que las nuevas generaciones de transgénicos podrían intoxicarnos a todos. ¿Exagerado? Ojalá así fuera. Juzgue usted mismo.
En Estados Unidos se vienen realizado desde 1991 más de 300 experimentos secretos -pero legales- en granjas que utilizan cultivos agrícolas para producir químicos industriales y fármacos en plantas transgénicas, sin que los vecinos ni el público tengan conocimiento de éstos ni del riesgo que corren. Se está utilizando maíz, soya, arroz, alfalfa, tomate, tabaco y otros. El cultivo preferido, usado en 70 por ciento de los experimentos, es el maíz. Las sustancias producidas son, entre otras, vacunas veterinarias y de uso humano, anticuerpos, abortivos, espermicidas, plásticos y adhesivos. Según la industria, esto ahorra mano de obra y, en general, es más barato.