Mayo 19, 2004

La decisión de la Suprema corte de Justicia de Canadá sobre 'David y Goliat': Dígale a Monsanto a dónde irse

Cartas de advertencia para Monsanto: Hay 5 millones de Percys Schmeisers

Las abejas, escarabajos y vientos de las paraderas pueden transportar la canola genéticamente modificada de Monsanto un mínimo de 26 kilómetros -y mucho más si la semilla o el polen transgénico se van de polizones en los camiones que pasan, en los trenes o en la ropa de la gente. Después de ocho veranos en el oeste de Canadá, la canola transgénica ha adquirido la dudosa fama de ser una maleza importante -se le ve comúnmente en los campos, avenidas y cementerios e incluso en los jardines de las casas. "La canola puede invernar hasta ocho años", dice Pat Mooney del Grupo ETC desde la sede de esta organización en Winnipeg, Canadá. "Eso significa que el polen transgénico probablemente viajó un mínimo de 200 kilómetros desde que Monsanto comenzó a vender su semilla patentada en 1996." Por esta razón, explica Pat Mooney, la decisión del 21 de mayo de la Suprema Corte de Justicia, nos afecta a todos, y personalmente a los que viven en el campo. El gigante genético Monsanto acusó a los agricultores de Saskatchewan, Percy y Louise Schmeiser, de cultivar ilegalmente la canola patentada de la compañía. "Pero no se sólo trata de los agricultores", insiste Mooney. "Hay por lo menos 5 millones de Percy Schmeisers [prácticamente la población de las tres provincias de las pradera de Canadá]. Pues cualquiera de nosotros sabemos que la canola de Monsanto podría estar hasta en las macetas de nuestras ventanas." Aunque en Canadá no se permiten patentes sobre formas de vida superiores, como plantas y animales, Monsanto considera que su patente sobre material transgénico le otorga una patente de facto sobre cualquier cosa que invadan sus genes. Si la Corte respalda esto, s viola el derecho de los agricultores a conservar su semilla -derecho ejercido por 12 mil años-y peligran los 1,400 millones de personas en este planeta que dependen de la semilla conservada de su propia cosecha para su seguridad alimentaria. Y la carga de responsabilidad por la contaminación transgénica recae sobre los agricultores en vez de sobre la compañía contaminadora.

¿Qué hacer entonces? Monsanto dice que cualquiera que sospeche que está usando su canola transgénica sin permiso debe notificarlo o de lo contrario, estará violando su patente y puede ser llevado a juicio. Frente a esto, el Grupo ETC y otras organizaciones afines en todo el mundo, proponen a la gente preocupada que envíe al director ejecutivo de Monsanto, Hugh Grant, un carta advirtiéndole que las semillas de Monsanto pudieran estar invadiendo su propiedad, pero sin darle permiso a entrar a ésta. "Eso devuelve la pelota a la cancha de Monsanto", agregó Hope Shand del Grupo ETC en Carolina del Norte. "Así queda como responsabilidad de la compañía contactar a quien envió la carta y aclarar la situación." "Hacer esto mediante carta no significa invitar a Monsanto a actuar como lo hicieron con los Schmeiser, sino que es una medida preventiva y para que Monsanto vea cuantos Percys habemos en el mundo", enfatiza Pat Mooney. "Las semillas de Monsanto están allanando nuestras casas y nuestros campos y en lugar de culparnos, Monsanto tendrá que asumir su condición de "invasor de propiedad" y hacerse responsable por los daños."