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México, caballo de Troya de los transgénicos en América Latina

México acaba de firmar un acuerdo con Estados Unidos y Canadá para burlar los requerimientos del Protocolo de Bioseguridad internacional y promover que sigan entrando en territorio mexicano granos contaminados con transgénicos, librando de responsabilidad a empresas y países que los producen. El acuerdo fue signado el pasado 29 de octubre por Víctor Villalobos, de la Secretaría de Agricultura de México (Sagarpa); J. B. Penn, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, y Andrew Marsland, del Ministerio de Agricultura y Agroalimentos de Canadá. México promueve además que el acuerdo se extienda a otros países latinoamericanos. Según Blair Commber, director de Agricultura de Canadá, Argentina, Brasil y Uruguay ya han manifestado su interés.

Protesta internacional masiva por la contaminación transgénica del maíz en México.

¡Llamado a la acción!

En el día de hoy, 302 organizaciones de 56 países del mundo enviaron una carta abierta a las autoridades mexicanas y organismos internacionales, exigiendo que se tomen acciones para parar la contaminación del maíz campesino con ADN modificado genéticamente y prevenir que se sigan contaminando los centros de origen y diversidad de los cultivos en el mundo.

La otra cara de la contaminación

Refiriéndose a la contaminación del maíz campesino en México, Michael Phillips, director ejecutivo de la Organización de la Industria Biotecnológica de Estados Unidos (BIO), recomendó el 10 de octubre pasado, en una entrevista a Mark Schapiro en The Nation, rendirse ante las evidencias y abrirse alegremente a la contaminación: "Si usted fuera el gobierno de México, espero que haya aprendido la lección: es muy difícil contener una nueva tecnología para que no pase sus fronteras, especialmente en un sistema biológico... ".

Carta abierta de organizaciones de la sociedad civil sobre la contaminacion transgenica en los centros de origen

Al Gobierno Mexicano y a la comunidad internacional.

El 9 de octubre del 2003, campesinos y comunidades indígenas, junto con organizaciones de la sociedad civil en México, publicaron los resultados iniciales de sus pruebas sobre la contaminación de las variedades nativas de maíz en al menos nueve estados, aunque la siembra de maíz transgénico está prohibida en México. Los resultados, que son parte de más estudios en curso, mostraron que la contaminación es mucho más grave y está mucho más extendida que lo que se pensaba anteriormente (por ejemplo en el estudio de los científicos Chapela y Quist de Berkeley y del Instituto Nacional de Ecología en México).

Un hecho alarmante es que encontraron contaminación con maíz Starlink (prohibido para el consumo humano en Estados Unidos y finalmente retirado del mercado) y plantas contaminadas con hasta tres transgenes diferentes, lo que podría indicar que la contaminación ha estado ocurriendo desde hace varias generaciones. Todas las secuencias identificadas están patentadas por alguna de las cinco multinacionales que controlan la industria biotecnológica agrícola.

Contaminación transgénica del maíz en México: mucho más grave

Boletín de prensa colectivo de comunidades indígenas y campesinas de Oaxaca, Puebla, Chihuahua, Veracruz, CECCAM, CENAMI, Grupo ETC, CASIFOP, UNOSJO, AJAGI

Contaminación también en Chihuahua, Morelos, Durango, Edomex, Puebla, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala y Veracruz

Encuentran en todos contaminación con Starlink, variedad prohibida para consumo humano en Estados Unidos

Dos, tres y cuatro diferentes transgénicos en la misma planta, todos patentados por transnacionales biotecnológicas

Las comunidades indígenas y campesinas toman el proceso en sus manos, demandan parar importaciones de maíz, mantener la moratoria al maíz transgénico y detener la ley de bioseguridad en discusión en el Congreso.

Alimentando el mundo a la fuerza

Trece millones de personas en Lesotho, Malawi, Swazilandia, Zambia, Zimbabwe y Mozambique están amenazadas de hambruna, debido a la sequía extrema, epidemias y "mala administración política", según la FAO. Hubiera sido apenas una noticia más -pese a ser terrible-, de no ser porque varios países se negaron a recibir la ayuda alimentaria del Programa Mundial de Alimentos (PMA) por contener maíz transgénico. Esto desató un virulento debate internacional. Estados Unidos y su agencia para el desarrollo (USAID) censuraron duramente a estas naciones, que según Colin Powell, en su discurso ante la cumbre de Desarrollo Sostenible en Sudáfrica, "condenan a sus poblaciones al hambre" al no aceptar transgénicos.

El tamaño sí importa

Nueva información provee mayor evidencia para implementar una moratoria sobre las nano partículas sintéticas: Grupo ETC

Nueva evidencia de los riesgos de las nano partículas El Grupo ETC publicó el 14 de abril 2003 un nuevo documento de la serie Occasional Papers, con el título "Size Matters! No small matter II: The Case for a Global Moratorioum." El informe llama a los gobiernos a adoptar una moratoria sobre los nano materiales sintéticos que se están fabricando en los laboratorios y en algunos casos ya se están comercializando, ante la ausencia de pruebas sobre su inocuidad para la salud, la seguridad y sus impactos ambientales.

Cuando el maíz se podía comer

Ultimamente coincido con las multinacionales del agronegocio en que no es correcto llamarle comida Frankenstein a los transgénicos. Después de todo, el engendro del doctor Frankenstein no le hizo nada a nadie, mientras que las nuevas generaciones de transgénicos podrían intoxicarnos a todos. ¿Exagerado? Ojalá así fuera. Juzgue usted mismo.

En Estados Unidos se vienen realizado desde 1991 más de 300 experimentos secretos -pero legales- en granjas que utilizan cultivos agrícolas para producir químicos industriales y fármacos en plantas transgénicas, sin que los vecinos ni el público tengan conocimiento de éstos ni del riesgo que corren. Se está utilizando maíz, soya, arroz, alfalfa, tomate, tabaco y otros. El cultivo preferido, usado en 70 por ciento de los experimentos, es el maíz. Las sustancias producidas son, entre otras, vacunas veterinarias y de uso humano, anticuerpos, abortivos, espermicidas, plásticos y adhesivos. Según la industria, esto ahorra mano de obra y, en general, es más barato.

Los Estados Unidos y La Ley de la Semilla

¿De cara a la política, o política de doble cara?

El primero de noviembre 2002, el embajador de los Estados Unidos ante la Organización de lasNaciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), anunció lo que parece un arrepentimiento de la política de su gobierno y firmó formalmente el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos. Este no es un cambio de política, solo un cambio de estrategia. Como pasó con el Convenio sobre Diversidad Biológica hace una década, los Estados Unidos "firmarán", pero nunca "ratificarán" la Ley de la Semilla.

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